jueves, 10 de septiembre de 2009

LA ÚLTIMA CARTA DE ZENÓN A MARGUERITE



El animal muere con dolor, lo mismo que el hombre, y no le gusta digerir agonías.

MARGUERITE YOURCENAR.



Querida Marguerite:

"La muerte violenta estaba en todas partes", pusiste en mi boca, en la vida errante, en aquel lugar donde el no- Dios bajaba de la rama del árbol y la orgía perseguía los cuerpos sin cuerpos en la frontera de aire.

Disolución y calcinación de las formas, ponías en mi boca de alquimista mientras preparaba la fórmula más difícil de la Gran Obra en el infierno de la muerte, naturaleza errante, vida errante de la forma que se desvanece como un anticristo en la imagen congelada de las estatuas de sal y de ángeles de largos bucles...

"El miserable resto de la conjunción humana" pusiste en mi boca mientras probaba la adúltera carne del incesto, la sangre del cómplice, el amor perfectissimus del Bienamado, el punto de la memoria que olvida las paredes de mi habitación con olor a muertos de la muerte.

"Todo lo que había palpitado y vivido", me repugnaba, me dijiste, mientras caminaba formando un círculo sin principio ni fin en la ciudad de los vivos "más perdidos que los muertos" entre bernardinas y franciscanos, adanes y caínes ignorantes de mis profecías.

"El alma carnal", pusiste en mi boca, apartada de las deliberaciones del alma razonable.

El alma razonable rompe, la cuerda, sabes, separa el cuerpo, revoluciona y amotina mi corazón exprimido hereje.

Yo fui mi silencio y mi abogado, pero la soga no arde en la ciudad de las brujas, de los niños desnudos y el fuego del suplicio.

No me tiembla la mano en esta cárcel donde escribo la última ceremonia de la Muerte. Es la hora sé, y me mandaste al encargado de santificar al moribundo para que rezase.

Y tocaste la campana de Notre-Dame, a la hora del último ahogo. El animal muere con dolor, Marguerite, lo mismo que el hombre. Yo no.

Tú no corriste mi mano, no colgaste mi mano, no cortaste el escalofrío de la sangre escarlata, la evasión de mi cuerpo de la hoguera, el estertor del abismo sobre el abismo.

El mar fuera de mí era libre.

"Mañana quemarán un cadáver" cuando tu digas: "Un chirrido de las llaves en la cerradura y el de los cerrojos al abrirse no fueron para él más que el ruido estridente de una puerta que se abre. Y esto es cuanto puede saberse de la muerte de Zenón"

A mí no me gusta digerir agonías.

“Solve Et Coagula”. Ruptura de las ideas Marguerite, no te equivoques, yo elegí mi propio Jardín de las Delicias.

Zenón

Carta basada en la Novela: OPUS NIGRUM

Publicado en cuadernillo del GRUPO NÉMESIS “EL CALDERO DE LAS BRUJAS” , 2003

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