La ventana
se abrió
sobre el nido
con huevos rotos
Las lágrimas ruedan
—me parece—
En el fondo del bosque
quizá,
entre el follaje,
se esconde un niño.
Amanece
Jamás estuve allí
La sombra
no es de mi cuerpo
De quién es,
entonces,
el hombro de los árboles.
Cuando del cuerpo
sudan las manos
la boca niega
el agua fría
El mar
marca
las diferencias
Regreso
cada noche
a la cama
Quién no
recuesta en ella
su caballo
cansado
de enhebrar
fantasías
Frágil,
la piel,
se astilla.
Mientras la ausencia
se insinúa
alguien grita
ha sido suficiente
Pasará
Huirá
Desaparecerá
De un sobresalto,
el pájaro,
desgarra
el corazón
lleno de sangre.
Hay una manera de decir
que juntos nos bebimos el atardecer
cuando nunca hemos habitado
la misma casa
Zona prohibida
¿Nos conocemos?
En la pequeña
caja de la memoria,
los olvidos,
tienen vencimiento.
Cargo mi cuerpo
como el fósforo su cabeza roja
en realidad
cargo mi cuerpo
cuando el fósforo
grita en la oscuridad
Te felicito Silvia!!! Sabés que ando "poco y nada por muchos lugares" virtuales y físicos; como extraño vine a visitarte y me encantó el blog y tus poemas!!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Te admiro por todo lo que hacés.
Emilce Strucchi