miércoles, 31 de diciembre de 2014

PIEDRITAS


Piedritas. - 1a. ed. - Buenos Aires : La Guillotina, 2011.
    40 p. ; 14x10 cm. - (La mano de cristal; 2)

    ISBN 978-987-1289-11-0          

Agua Marina

descendió                            
no encontró el fondo de la mañana
ni el fondo de la noche
mudó espacios que no
al altillo del fin del mundo




escribió 
la voluntad de los días 
ella reconoció el color de las palabras
quedó en piel frente al espejo
buscando el nombre de sus máscaras
la duda la mantuvo contando
el abc de premios y castigos quizá
duerma sobre la partitura del día, repite
quizá asome desde la sombra
sin nada ni nadie




dice: viví a contramano
vacié el reloj en el pocito más frágil del rostro
jamás vi volar una golondrina
pero si pateé un gorrión que escribía graffitis
en la deshilvanada noche con olor a lluvia
una vez más no estás en el cuadro,
afirmó





no sabe qué
juega juegos de circunstancias
avanza jeroglíficos arrastra zapatos
fuma la noche arroja el humo sobre la gente
dilo, dilo, dice. Se agacha recoge la moneda
que cayó de canto
no compra nada en las ofertas
(tampoco vende)

destino del tiempo



no importa dónde

los ecos de la calle
le aprietan las caderas
le descalzan los soles pálidos

otoño aristas horas mudas
o excrementos de la infancia?



límite de la incertidumbre, escribe:
los caños de escape
o aceite quemado de los olvidos

en la misma órbita gira el mundo sin retorno
cayó de canto sobre el polvo




cómo se deletrea el vértigo, dijo
no era mejor recoger 
las cenizas que reavivan el fuego?
otra vez no
sabía conjugar el abc del cómo



apretando el sudor del tiempo
se escriben cartas
palabras subrayadas

tinta negra
la noche



noches de sequía
dice la palabra chiquito
quizá, dice chiquitito
porque le cabe en la mano
la fortaleza la morada
el escurridizo camino
el peregrino de las pequeñeces
el viaje no aprieta
la hora
que allá va
rodando
rodándose
rodándome

Canto Rodado 

 
el humo ha calado 
manos de la infancia hebras de cal
sobre la cama desordenada 
elixir a la intemperie
cuenta manchas viciosas 
en círculos de asombro
uñas que no raen      piel acreedora        dolor
me denuncio 
no tengo compasión por ellas
dedos tantean los viejos deseos
de construir una casa 
en algún lugar de la casa
dedos tantean la ciudad de las culpas
menos el nombre el nombre no






le dije al padre no tengo padre
la ciudad no está
fotos hay en algún lugar de la casa
la memoria juega a las escondidas
es un sí un sino pero no





y si un día se me ocurre
volver a casa
abrir la puerta
y prender la luz?







pintó la alacena de azulino verdoso
guardó los frascos de mermelada rancia
el humo de un cigarrillo
hizo garabatos en el olvido
estoy viéndola estoy viéndola
cómo explicar las formas de las cosas
tal cual fluyen 
del diccionario de los hombres





trazo fino rojo-fino torpe-finura
la astilla iluminada por el fuego



lavó la calle vestida de beata
se dejó besar los claros de la frente
ya no soy dice
porque se dejó besar los claros de la frente

en el centro de la plaza
al lado de la estatua descolorida

otoño inminente









barrió los ángulos de la calle
sin la furia ni las caricias de sus manos
la brisa desintegró los jazmines sepia
no importa, dice
lo que importa
es el jarrón de porcelana rojo
importado de china
y el aroma a frutilla 

sahumerios artesanales
gastados por el fuego







escribe la historia
con imágenes de un náufrago
imaginario del destino
primavera no
aquellos tiempos
se diluyeron por la rejilla
no pregunta
se sienta sobre el umbral
recorre el corredor de la fantasía
pone moños de mujer
sobre una carta lacrada en la impaciencia










cartón mojado olor rancio
viaje sin pertenencia
vitroux sin ídolos dios no

boleto gratis

caracol arrastrándose
cierra la puerta 
que no
abre

espera
la oscuridad



Esmeraldas



hojas de árboles moribundos
presencia del enemigo 
no ve la sombra 
resbala devorándose
la humedad                                               paredes de la calle no
ni el silencio áspero de un cono de luz sobre la almohada
«el tiempo es la palabra»
él no es él                                               en el fondo sólo golpea
el delicadísimo resplandor 
desnuda su frente
en el mismo vidrio roto
junta los vestigios del no 






sentada a la vera de la ropa sucia
me desheredo de todos los bienes
la vida no es solidaria
se deshilacha todos los días
por el piso ruedan
en absoluta calma
los fantasmas




cómo flota el vestido del vestido

de esas cosas no hay que hablar, me decía
está descocido, me decía

mientras los huesos se levantaban
llevé a la boca el nombre de la incertidumbre
cerré la puerta de mi casa
dije, de vez en cuando, hasta mañana

desové la noche 
sobre el borde de la vereda de enfrente






objeto escondido 
lugar del caos lo llamaste
infierno para no extrañar la ausencia
ir y venir 
juegos de niños desesperados
te colgaste del espejo 
que no cabía en la pared
sombra a contraluz
yema de dedos



derecho de admisión sí
ella no es en la hoguera Tampoco él
encausando el deseo de no ser
trizas
astillas
granos de arena
miseria, digo

una silueta se desvanece en la otra

lo nuevo reemplaza



sin decir
sin hacer más
sin intentar ver

vemos 

no






sobran las palabras
araña la corteza la carcaza 
Dice: dilo
pero no grita ni llora 
no se conduele del paisaje agreste
lo que hubo sido noche o mañana 
sacan sus dientes
ahora dice: díanoche, porque creen
que no sabe
qué es día
qué es noche (creen)






sobrevivo
tomo la mano del tiempo
amontono
papeles sin destinatario




carcoma
resplandor
de la cama
descosida




tronco sin raíz
azahar deshojado
almíbar rancio
la casa en desuso



Rubí


me negarás
fondo del ojo
oquedad en la mano
lugar vacío
caja en cajitas vestidas de laca
plásticos pintados 
mariposas desempolvadas
mariposas de humo
habitaciones para el tiempo de las sobras

       bailarinas de nácar no







es un animal libre zanjado en el horizonte
habitante del último agujero jura 
Ruidos de verano ya no
viene a jugar a lamer lo que no 
somos sobre la materia fuimos

las bestias no deben ladrar a la intemperie
el rocío les agoniza los cuerpos 
en estado de urgencia




te llamo bestia
hierro clavado en lo ajeno
estanque con idénticos adioses
ella promesa cuerpo tembloroso
seca agujas sin relojes
ronquea su ojo en el centro del pecho
no bebas esa agua, dice
el aire la medida pasos del destino no
—la isla—
aroma a tierra seca




casa de la bestia inhabitable oxidada
oxidación en la médula del bosque 
violines y auroras que no
enhebran la sustancia de lo ajeno
desesperado cofre con máscaras relojes de arena
 no
despréndete del tapiz de las memorias dice 
cabe zumo de deseos cosmos de falsas 
alucinaciones
jura que exprime manzanas ácidas 
en vasos breves    de porcelana heredados

mañana evitaré deletrear la palabra casa



(cuerpo) – contra cuerpo –
 (insectos punzantes – veranos sin manos)

ojos cóncavos juran que no rozamos
el éxtasis que no por dentro no la lengua no

el telón cuelga del fondo de la bestia

está esa silenciosa fotografía sin rostro






naturaleza muerta la fotografía 
trazo blanco voz quebrada 
por el humo del cigarrillo
sorbo del vaso con whisky y de la noche

quién no es quién es

la bestia reza en algún lugar del tiempo



palabras inmóviles 
en la ciudad de la bestia
tregua
cuadro de fantasías 
apoderándose de las habitaciones

la inercia putrefacta la felicidad
sobre un crucigrama en blanco






pared de las pequeñas sobras dice
ventana en la antesala de la noche que no
rastro rastros arrastrándose esperando 
sobre el margen derecho
chorrea la canilla
corren los sabuesos la textura de la carne 
no es
agua de manantial despojo viaje 
por el fondo de sí misma
se cuelga del albur
pesada finitud la del pozo 
sin orificio de salida


(se sienta al costado de la mesa)
se desmiente





«se pierde en la encrucijada 
de las preguntas»

vástago árbol herido en medio del parque
libro de mentiras
espuma jabón respuesta posible no

renuncia a las reglas del juego
la impotencia de no ser gana la partida


la otra


Topacio


la mujer de ayer no dice
descansa formas en el balcón
gorriones mendrugos abalorios
la luz supera 

en el anverso cicatrices

hay –piensa- 
un gato atropellando la madrugada





a la muñeca que espía detrás de la ventana
le tatuaron el corazón en el ojo de la cerradura
deletrea colores del arco iris
desgrana la urgencia círculo difuminado
después pozo
agujero
otra versión de la calle quizá
no sabe escribe no sabe se descobija
las carnes de las carnes

desaparece





hormiga la hormiguita viajera del disfraz
hurga fotografías
él no está se ha ido ella no se ha borrado
el traje de lunares no El carnaval es otro
juega al ayer cruza las piernas 
abre las manos
aplasta el polvo no se nombra

eso dice
(queda atrapada en la tierra)





no saltes no saltes le dice a las piernas
al cuerpo liviano de aquélla
la de la foto en la plaza la otra
la sin padre ni madre la sola la que
trepa la escalera de caño     se balancea
al compás del viento el viento
la puso de torso 
desapareció llevándose las formas de
las estatuas pequeñitas

bronces sin pedestal
raíces para la memoria
del no






el recuerdo es páramo – escribe
tiende la cama en la frontera de la duda
cuánto me engañaste en esta impaciencia
cuántas veces hablé 
con la otra
que jugaba 
con las tacitas del juego de muñecas






no está aquí Nunca 
Es ley
no es espejo ni clavo
no es soga ni lámpara de noche
hay un haz de luz   agujerea la puerta azul
como siempreviva nocturna acéfala
nace en el después de la queja
con la boca roja de la queja
alimenta el sagrado don de los absurdos





rosas de los sueños      deshojadas sombras
amarillas  engañosas  falsas  torturadoras
monocordes adjetivos  tiempo monocorde

una hormiga mendiga
cae en la ciénaga
dice,         corazón bloqueado lastre 
sobre
los aromas del azar

en el rincón de las vigilias
el albor es un precipitado desencuentro





no hay historias que contar en
la casita del bosque no quedan héroes
estamos desamparados, dijo
por fuera y por dentro
suspendidos de la claraboya los que no
el singular y el plural innominados
con–juran
tantear ladrillos de a bloques impares
no
es tan malo


un corazón desmantelado es cuenta regresiva, no
rosario de oraciones   
   









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