Piedritas. - 1a. ed. - Buenos Aires : La Guillotina, 2011.
40 p. ; 14x10 cm. - (La mano de cristal; 2)
ISBN 978-987-1289-11-0
Agua Marina
descendió
no encontró el fondo de la mañana
ni el fondo de la noche
mudó espacios que no
al altillo del fin del mundo
escribió
la voluntad de los días
ella reconoció el color de las palabras
quedó en piel frente al espejo
buscando el nombre de sus máscaras
la duda la mantuvo contando
el abc de premios y castigos quizá
duerma sobre la partitura del día, repite
quizá asome desde la sombra
sin nada ni nadie
dice: viví a contramano
vacié el reloj en el pocito más frágil del rostro
jamás vi volar una golondrina
pero si pateé un gorrión que escribía graffitis
en la deshilvanada noche con olor a lluvia
una vez más no estás en el cuadro,
afirmó
no sabe qué
juega juegos de circunstancias
avanza jeroglíficos arrastra zapatos
fuma la noche arroja el humo sobre la gente
dilo, dilo, dice. Se agacha recoge la moneda
que cayó de canto
no compra nada en las ofertas
(tampoco vende)
destino del tiempo
no importa dónde
los ecos de la calle
le aprietan las caderas
le descalzan los soles pálidos
otoño aristas horas mudas
o excrementos de la infancia?
límite de la incertidumbre, escribe:
los caños de escape
o aceite quemado de los olvidos
en la misma órbita gira el mundo sin retorno
cayó de canto sobre el polvo
cómo se deletrea el vértigo, dijo
no era mejor recoger
las cenizas que reavivan el fuego?
otra vez no
sabía conjugar el abc del cómo
apretando el sudor del tiempo
se escriben cartas
palabras subrayadas
tinta negra
la noche
noches de sequía
dice la palabra chiquito
quizá, dice chiquitito
porque le cabe en la mano
la fortaleza la morada
el escurridizo camino
el peregrino de las pequeñeces
el viaje no aprieta
la hora
que allá va
rodando
rodándose
rodándome
Canto Rodado
el humo ha calado
manos de la infancia hebras de cal
sobre la cama desordenada
elixir a la intemperie
cuenta manchas viciosas
en círculos de asombro
uñas que no raen piel acreedora dolor
me denuncio
no tengo compasión por ellas
dedos tantean los viejos deseos
de construir una casa
en algún lugar de la casa
dedos tantean la ciudad de las culpas
menos el nombre el nombre no
le dije al padre no tengo padre
la ciudad no está
fotos hay en algún lugar de la casa
la memoria juega a las escondidas
es un sí un sino pero no
y si un día se me ocurre
volver a casa
abrir la puerta
y prender la luz?
pintó la alacena de azulino verdoso
guardó los frascos de mermelada rancia
el humo de un cigarrillo
hizo garabatos en el olvido
estoy viéndola estoy viéndola
cómo explicar las formas de las cosas
tal cual fluyen
del diccionario de los hombres
trazo fino rojo-fino torpe-finura
la astilla iluminada por el fuego
lavó la calle vestida de beata
se dejó besar los claros de la frente
ya no soy dice
porque se dejó besar los claros de la frente
en el centro de la plaza
al lado de la estatua descolorida
otoño inminente
barrió los ángulos de la calle
sin la furia ni las caricias de sus manos
la brisa desintegró los jazmines sepia
no importa, dice
lo que importa
es el jarrón de porcelana rojo
importado de china
y el aroma a frutilla
sahumerios artesanales
gastados por el fuego
escribe la historia
con imágenes de un náufrago
imaginario del destino
primavera no
aquellos tiempos
se diluyeron por la rejilla
no pregunta
se sienta sobre el umbral
recorre el corredor de la fantasía
pone moños de mujer
sobre una carta lacrada en la impaciencia
cartón mojado olor rancio
viaje sin pertenencia
vitroux sin ídolos dios no
boleto gratis
caracol arrastrándose
cierra la puerta
que no
abre
espera
la oscuridad
Esmeraldas
hojas de árboles moribundos
presencia del enemigo
no ve la sombra
resbala devorándose
la humedad paredes de la calle no
ni el silencio áspero de un cono de luz sobre la almohada
«el tiempo es la palabra»
él no es él en el fondo sólo golpea
el delicadísimo resplandor
desnuda su frente
en el mismo vidrio roto
junta los vestigios del no
sentada a la vera de la ropa sucia
me desheredo de todos los bienes
la vida no es solidaria
se deshilacha todos los días
por el piso ruedan
en absoluta calma
los fantasmas
cómo flota el vestido del vestido
de esas cosas no hay que hablar, me decía
está descocido, me decía
mientras los huesos se levantaban
llevé a la boca el nombre de la incertidumbre
cerré la puerta de mi casa
dije, de vez en cuando, hasta mañana
desové la noche
sobre el borde de la vereda de enfrente
objeto escondido
lugar del caos lo llamaste
infierno para no extrañar la ausencia
ir y venir
juegos de niños desesperados
te colgaste del espejo
que no cabía en la pared
sombra a contraluz
yema de dedos
derecho de admisión sí
ella no es en la hoguera Tampoco él
encausando el deseo de no ser
trizas
astillas
granos de arena
miseria, digo
una silueta se desvanece en la otra
lo nuevo reemplaza
sin decir
sin hacer más
sin intentar ver
vemos
no
sobran las palabras
araña la corteza la carcaza
Dice: dilo
pero no grita ni llora
no se conduele del paisaje agreste
lo que hubo sido noche o mañana
sacan sus dientes
ahora dice: díanoche, porque creen
que no sabe
qué es día
qué es noche (creen)
sobrevivo
tomo la mano del tiempo
amontono
papeles sin destinatario
carcoma
resplandor
de la cama
descosida
tronco sin raíz
azahar deshojado
almíbar rancio
la casa en desuso
Rubí
me negarás
fondo del ojo
oquedad en la mano
lugar vacío
caja en cajitas vestidas de laca
plásticos pintados
mariposas desempolvadas
mariposas de humo
habitaciones para el tiempo de las sobras
bailarinas de nácar no
es un animal libre zanjado en el horizonte
habitante del último agujero jura
Ruidos de verano ya no
viene a jugar a lamer lo que no
somos sobre la materia fuimos
las bestias no deben ladrar a la intemperie
el rocío les agoniza los cuerpos
en estado de urgencia
te llamo bestia
hierro clavado en lo ajeno
estanque con idénticos adioses
ella promesa cuerpo tembloroso
seca agujas sin relojes
ronquea su ojo en el centro del pecho
no bebas esa agua, dice
el aire la medida pasos del destino no
—la isla—
aroma a tierra seca
casa de la bestia inhabitable oxidada
oxidación en la médula del bosque
violines y auroras que no
enhebran la sustancia de lo ajeno
desesperado cofre con máscaras relojes de arena
no
despréndete del tapiz de las memorias dice
cabe zumo de deseos cosmos de falsas
alucinaciones
jura que exprime manzanas ácidas
en vasos breves de porcelana heredados
mañana evitaré deletrear la palabra casa
(cuerpo) – contra cuerpo –
(insectos punzantes – veranos sin manos)
ojos cóncavos juran que no rozamos
el éxtasis que no por dentro no la lengua no
el telón cuelga del fondo de la bestia
está esa silenciosa fotografía sin rostro
naturaleza muerta la fotografía
trazo blanco voz quebrada
por el humo del cigarrillo
sorbo del vaso con whisky y de la noche
quién no es quién es
la bestia reza en algún lugar del tiempo
palabras inmóviles
en la ciudad de la bestia
tregua
cuadro de fantasías
apoderándose de las habitaciones
la inercia putrefacta la felicidad
sobre un crucigrama en blanco
pared de las pequeñas sobras dice
ventana en la antesala de la noche que no
rastro rastros arrastrándose esperando
sobre el margen derecho
chorrea la canilla
corren los sabuesos la textura de la carne
no es
agua de manantial despojo viaje
por el fondo de sí misma
se cuelga del albur
pesada finitud la del pozo
sin orificio de salida
(se sienta al costado de la mesa)
se desmiente
«se pierde en la encrucijada
de las preguntas»
vástago árbol herido en medio del parque
libro de mentiras
espuma jabón respuesta posible no
renuncia a las reglas del juego
la impotencia de no ser gana la partida
la otra
Topacio
la mujer de ayer no dice
descansa formas en el balcón
gorriones mendrugos abalorios
la luz supera
en el anverso cicatrices
hay –piensa-
un gato atropellando la madrugada
a la muñeca que espía detrás de la ventana
le tatuaron el corazón en el ojo de la cerradura
deletrea colores del arco iris
desgrana la urgencia círculo difuminado
después pozo
agujero
otra versión de la calle quizá
no sabe escribe no sabe se descobija
las carnes de las carnes
desaparece
hormiga la hormiguita viajera del disfraz
hurga fotografías
él no está se ha ido ella no se ha borrado
el traje de lunares no El carnaval es otro
juega al ayer cruza las piernas
abre las manos
aplasta el polvo no se nombra
eso dice
(queda atrapada en la tierra)
no saltes no saltes le dice a las piernas
al cuerpo liviano de aquélla
la de la foto en la plaza la otra
la sin padre ni madre la sola la que
trepa la escalera de caño se balancea
al compás del viento el viento
la puso de torso
desapareció llevándose las formas de
las estatuas pequeñitas
bronces sin pedestal
raíces para la memoria
del no
el recuerdo es páramo – escribe
tiende la cama en la frontera de la duda
cuánto me engañaste en esta impaciencia
cuántas veces hablé
con la otra
que jugaba
con las tacitas del juego de muñecas
no está aquí Nunca
Es ley
no es espejo ni clavo
no es soga ni lámpara de noche
hay un haz de luz agujerea la puerta azul
como siempreviva nocturna acéfala
nace en el después de la queja
con la boca roja de la queja
alimenta el sagrado don de los absurdos
rosas de los sueños deshojadas sombras
amarillas engañosas falsas torturadoras
monocordes adjetivos tiempo monocorde
una hormiga mendiga
cae en la ciénaga
dice, corazón bloqueado lastre
sobre
los aromas del azar
en el rincón de las vigilias
el albor es un precipitado desencuentro
no hay historias que contar en
la casita del bosque no quedan héroes
estamos desamparados, dijo
por fuera y por dentro
suspendidos de la claraboya los que no
el singular y el plural innominados
con–juran
tantear ladrillos de a bloques impares
no
es tan malo
un corazón desmantelado es cuenta regresiva, no
rosario de oraciones
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