lunes, 12 de diciembre de 2011

INFLUENZA O COMO DIJO ELYTIS (dignum est). QUE SEA DIGNO DE SER LEÍDO


No hay pregunta más difícil para responder, que aquella que debe desnudar las profundidades de nuestro yo, en la materia que creemos “abarca todo el universo” de nuestra escritura. Si fueron muchos o simplemente algunos, si fueron poemas, libros o simplemente líneas, o silencios o arrebatos: ésa es la cuestión. Mirarse al espejo también significa no mirarse: es quedarse en el medio y, como no quiero que ninguno desde su más allá o más acá, me reclame algo, escribo estas líneas.
Hubo una primera vez. Cuál fue. Aún con un brazo enyesado a causa de andar a altas velocidades en triciclo, cuando rondaba los 6 años, mi madre me llevó a la Av. De Mayo para que eligiese el primer libro de una futura biblioteca. Después de hojear los anaqueles, me gustó uno con páginas escritas simétricamente, páginas matemáticas, calcadas, trozadas. Y fue el libro de tapas anaranjadas, hojas con olor a humedad de la Editorial Sopena, el elegido. Libro para el asombro de los ojos de mi madre. La Divina Comedia del Dante (traducción de Bartolomé Mitre), fue el primer partícipe de mi vida, pero no mi influencia. El Dante fue un caramelo ácido que nunca pude digerir ni aún escuchando las charlas de Duilio Ferraro acerca de su Cielo o Infierno. Intacto e inamovible y para no principiantes, cayó en mis redes solamente por estar construido en verso.
Un par de años más tarde, no muchos, llegaron a mi vida Bécquer, Nervo y Calderón de la Barca. Como todo incipiente en la materia, sus influencias fueron terribles. Pertenecen a esa etapa de la vida que uno ama las mariposas y al amor mismo. Pertenecen a esa etapa que uno se esconde en la cocina y comienza a escribir rimas, sonetos y obras de teatro en verso que hoy pertenecen al grupo de “impublicables” o que engrosan la biografía no autorizada. Ellos adornan mi memoria junto a esta frase histórica de una “maestra de 6º grado”: jamás escribirás la composición tema “la vaca”.
Recorriendo el tiempo vinieron Alfonsina Storni, Pizarnik y otra gama de mujeres poetas. Esas poetas que meten miedo y erizan la piel y que se apropian de las dedicatorias y epígrafes de muchos, los que las arrastran como marcas indelebles dentro de su espacio poético. Ninguna me influenció.
Cuando comencé mi época de talleres de poesía, lo primero que abordé fue el soneto. Algo didáctica la forma que inventé para poder crearlos. Hojas cuadriculadas y una sílaba por cuadrado. Cientos de borradores para simularme un Lope de Vega, hasta que di a luz el soneto perfecto: lo primero publicable en una antología mientras seguía escribiendo, todas las mañanas a escondidas, y ya dejando la juventud, antes de ir a trabajar, sin saber para qué ni para qué y, menos, para quién.
Después de más talleres y lecturas y más lecturas, al cruzar la esquina, choqué con Enrique Molina, al que conocí en la III Feria Internacional del Libro en una entrega de premios, y Olga Orozco, la que me escuchó leer públicamente por primera vez. Puedo decir que por ahí, comienza la historia. Algunos de mis libros inéditos, porque ya el mismo tiempo lo quiere así, se han dispersado en distintas antologías con un rebote de estas lecturas. Después vendrá Lezama Lima. Uno de mis respetuosos admirados.
Con más lecturas que pasiones, quiero detenerme un instante en el poeta que sí cambió el rumbo de mi poesía: Mario Morales. Descubrirlo fue como entrar en un mundo fantástico, un mundo dado vuelta. Empecé a entender ese por qué y para qué. Mi libro “El dolor de los silencios o el eco de los sonidos”, al que denomino mi poética o ese libro de reflexión entre el arte de la creación y la creación misma, da cuenta de ello. Creo, que todos tenemos ese poema dedicado a esta instancia de nuestras vidas. Dice:

ANTES DE HABLAR HAY QUE APRENDER A ESTAR SOLOS
MARIO MORALES
¿Es la vida del poeta
violencia y rencor,
celos que hacen del corazón
un archivo de miserias?
Para qué
escribir infamias, ambiguas dedicatorias,
traicionar Al Maestro o Al Joven Discípulo,
imaginar epitafios para los vivos en lugar de amarlos
como se ama el sol y la noche interminable
que nos une a todos
en la palabra que nos separa de todo.

(EL MEJOR MAESTRO ES EL VIENTO.
El mejor poema, un amigo.)
HAY QUE APRENDER DE LOS ÁRBOLES
EL SILENCIO Y LA CAÍDA.


Ese fue el primer paso. Luego volveré a otros autores. Digo esto porque mis influencias no se basaron solamente en poetas y sus poesías. Voy a incluir en este ítem a Platón, Jean-Paul Sartre, Albert Camus y Friedrich Nietzsche y más adelante, Marguerite Duras. Viene bien, también que recuerde ahora, las largas charlas sobre estos autores que he mantenido con una amiga del alma “Lylian Justribo”. Con ella, diría coloquialmente, “destripé” los pensamientos, aunque los porqués, en poesía, todavía seguimos buscándolo. Cada uno en lo suyo, por sus filosofías, por sus silencios, o forma de encarar la vida o simplemente de vivirla. Tampoco quiero dejar de mencionar mi admiración por el cuadro de Rubens “Las tres Gracias” pues él, es el que flota imaginariamente en mi último libro “hueso de durazno” ni olvidarme ni de Chopin o Vivaldi, los de las tardes de arduas correcciones.
Otros que tuvieron su presente en mí fueron Neruda y Lorca. Cada uno en lo suyo, pero juntos. Ambos me llevaron a investigarlos en su estancia por la Argentina. A rastrear artículos, ensayos, conversaciones y otras cuestiones. Trabajé sobre ellos y creo que aún lo sigo haciendo. Escribí un ensayo, breve por cierto, que fue presentado en España por Beatriz Olga Allocati. Me conmueve aún, tener en mi archivo, la copia de la partida de nacimiento de Lorca y el haber recorrido las tres casas de Neruda, las que lo inspiraron, o al menos, el pasar los últimos momentos de su vida.
Cuando nuestro Borges desconocía a Vicente Aleixandre, él ya había encarnado en mí todo su erotismo. Tomé prestado esa forma de decir y de sugerir lo bueno y lo malo del amor.
Como bien dijera al principio, no es una obra de determinado autor ni el autor mismo el que pareciera querer estar dando tumbos en mi poesía. De la mano de Susana Fernández Sachaos y nuestra pasión por Grecia, conocí a los poetas griegos. Y ahí me quedé con ellos entre los brazos. Con el mar de Elytis y la pasión de Kavafis. No hay mejor mar que el que describe Elytis desde la ventana de su casa, completamente blanca, en las alturas de Atenas. El mar color “zafiro”, que da título a una serie de trabajos de mi autoría dedicados a un amor en las bellas islas helénicas. Nombro a los dos, porque dentro de ese espíritu de contradicción que tenemos los poetas, uno le da título al libro y el otro aportó los epígrafes, como para que no se peleen.
El rasgo femenino (aunque no crea en esto de la poesía femenina), el rasgo femenino que ronda en mi poesía, sobre todo en estos últimos tiempos, es otro préstamo. Cabe mi mención a Diana Bellessi, pero no es mi influencia.
Dejé para este último párrafo a Octavio Paz. Tal vez, porque ya no tenga palabras como para describirlo. Cuando se deja al final a un autor quiere decir que es todo, o es lo más, como dicen ahora los jóvenes. Releo sus ensayos, repaso sus artículos, y lo escucho en alguno de sus poemas. Sobre todo en su poema SALAMANDRA, del cual leeré un fragmento. Poema donde la magia, la leyenda y el juego de palabras, tal rompecabezas, se unen con un solo propósito: el ritmo. La versión leída por el autor es de aproximadamente 6 minutos, tiempo que excede, esta propuesta.
Como en los mejores tiempos escolares, este ha sido un brevísimo resumen similar a aquellos de quince centímetros de largo por diez de ancho, que seguramente todos usamos, allá lejos y hace tiempo.

leído en la SADE - SOCIEDAD ARGENTINA DE ESCRITORES EN EL MARCO DEL ENCUENTRO REALIZADO POR LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE POESÍA

lunes, 31 de octubre de 2011

PROS Y CONTRAS -VLADIMIR KRUSH//ILEJA TROJANOW-JOSÉ SARAMAGO


EL POETA LLEGA MÁS LEJOS QUE EL PROPIO SOL
(ILEJA TROJANOW - EL COLECCIONISTA DE MUNDOS)

fuiste el abel que conocí entre mis sábanas, ahora eres el caín que me falta conocer
(JOSÉ SARAMAGO - CAÍN)




viernes, 7 de octubre de 2011

ACERCA DE LA PRESENTACIÓN DE LOS TRILLIZOS

por JOSÉ EMILIO TALLARICO

Agradezco públicamente a Silvia esta posibilidad de participar de la presentación formal de sus últimos trabajos. No es la primera vez, por cierto, que tomo contacto con su poesía, hace algunos años habíamos hablado de uno de sus libros: HD, en este mismo café, cuando fue nuestra invitada en un encuentro del ciclo de lecturas y entrevistas El orate y la musa. Afinando la memoria y yendo un poco hacia atrás: su libro Zafiro, por ejemplo, ya nos señalaba el carácter intimista de su obra, aunque a esta altura de los tiempos quizá sea necesario otorgarle a esta palabra (intimismo) una cuota de actualidad, una resignificación, como suele decirse. Narrar una intimidad implica confrontarla, es decir, ofrecerla para que a través de sucesivas instancias (intensidades, focalizaciones, elusiones, etc.) se puedan cotejar los entramados de los que se vale y, en nuestro caso, aprehenderla en función de las formulaciones dramáticas que atraviesan la poesía de Silvia. Estoy hablando de aproximarnos (hasta donde se pueda) a aquel arroyo púrpura que corre bajo la palabra, como decía Héctor Murena.

Intimismo entonces, pero intimismo de la reflexión, de la exposición y del riesgo.

En los libros de Silvia reconozco también una cierta fruición por el detalle, no en tanto búsqueda descriptiva, sino por el ejercicio de una suerte de mirada fenoménica: hay un ir y venir de la subjetividad, enmarcada por un lirismo reflexivo y audaz.

Estamos ante una poesía penetrante que aporta claves, sugerencias y versiones de una historia posible.

Historias, objetos, cuerpos: palabras de las que se apropia el discurso poético, con obstinación, con avidez. Masa crítica que debe desembocar en un decir inminente: especular en su estrategia, profundo en sus resultados.

Todos los ángulos son válidos en su tarea de acorralar el objeto, todo intercambio de carga simbólica se vuelve necesario.

Estos mecanismos, fortalecidos en Hueso de durazno, van acotando su vigencia a medida que arribamos a Piedritas, el poemario más reciente.

Y ya que hacemos este recorrido, detengámonos un momento para entrever semejanzas y diferencias en los libros de Silvia. Me llamó la atención algo que podría llamar “situacional”, algo relacionado con el ámbito, con el espacio donde se plantea esta poética. Ambientes cerrados en los que predomina este objeto-palabra: la cama (recordemos uno de los títulos: La cama vacía (de todo nombre); pero hay otros elementos que se dan cita con regularidad, tales como vacío, casa, cuerpo, óxido, polvo. Si hablamos de diferencias, desde el punto de vista de lo que me quedó al cabo de leer cada poemario: HD es una gran pregunta, un relato que acomete la realidad circundante; LCV es un canto a la experiencia y una manera de absolutizar el erotismo. En P, en cambio, Silvia abandona la escritura experimental y busca poemas más ceñidos que, a mi criterio, dan cuenta de un balance o apuntan a la construcción de una gran respuesta frente a cuestiones de orden práctico o existencial.

Poesía donde el yo tiene apariciones fugaces y que recurre con frecuencia a ese lugar del relato que en la literatura se llama omnisciente (pág. 15 de P) “barrió los ángulos de la calle/ sin la furia ni las caricias de sus manos/ la brisa desintegró los jazmines sepia/ no importa, dice/ lo que importa/ es el jarrón de porcelana rojo/ importado de china/ y el aroma a frutilla// sahumerios artesanales/ gastados por el fuego”. A propósito, de este fragmento se desprende otra cualidad de la poesía de Silvia: la ironía.

¿Poesía con enigmas? Tal vez. Eso sí, poesía con claves, señales, mojones, pistas a seguir, en la que podremos rastrear los intercambios de carga simbólica entre diferentes objetos y situaciones.

Poesía con disparadores que son, en buena medida, citas de autores fundamentales como Antonin Artaud, Octavio Paz, Roberto Juarroz y otros; con disparadores propios, también, que la autora destaca con negrita, con corchetes o con tachaduras, suerte de grafismos que conllevan una crítica explícita a la presunta univocidad de los discursos, incluído el poético.

Poesía que no necesita arrasar al lector, que no es preciosista, que no se abandona al mero fluir sonoro. Poesía que señala, relata, subraya, sugiere, instala un clima, y que conmueve por acumulación es decir, a través de certeros y reiterados hallazgos. Poesía exigente, sin duda. Pero de entre todas las cosas que me dice la poesía de Silvia, si tuviera que arreglármelas con una sola palabra para expresar lo que percibo –no sólo en cuanto a su obra propiamente dicha, sino desde lo que irradia su persona poética- recurriría a esta palabra: confianza, confianza en el poder de la poesía como instrumento de intensificación de la experiencia. Silvia-poeta nos coloca ante el dilema, nunca resuelto, de la capacidad de conocimiento del mundo que tendría la palabra poética. Nos invita a repensar ese potencial de autoconocimiento o de revelación que yace en el seno del lenguaje.

Está claro que Silvia ha tomado partido desde hace tiempo. Sus libros son un testimonio irrefutable. El lector sabrá valorarlos.

Bs. As. 14 de septiembre de 2011

sábado, 17 de septiembre de 2011

CRÓNICA DE UNA NOCHE IN(ESPERADA)




CRÓNICA DE UNA NOCHE IN(ESPERADA)


Una bolsa oscura de un cierto champagne ya en el olvido, guardó los recuerdos de una noche apasionante.

Ahora escribiré en el miniblock “love is real” con una lapicera gorda, como los glúteos de las Tres Gracias, haikus. Firmaré con brillos y visión nocturna custodiada de ángeles y búhos, mis aves preferidas. Quizá con esa lapicera gorda, haga firmar el libro de crónicas “no hay tiempo que perder” de Reynaldo Sietecase. Pienso, que el runrún de noches pasadas deslizó el futuro de mi escritura: “Las crónicas”.

Mañana me levantaré y sacaré a pasear “El imperio”. Para los que, alguna vez abordamos el periodismo, bien viene aventurarse y repasar las historias y aventuras del Polaco Ryszard Kapuściński.

Mañana caminaré por la zona de las librerías y canjearé el cheque al portador de xxx $, pìensen: qué podría comprar en una librería: Dejemos volar la imaginación.

Mañana colocaré en los portarretratos las últimas fotos de mis apariciones públicas frente a los ensortijados micrófonos de uno de esos barrios porteños y guardaré, en el portarretratos de mi corazón, los rostros de los niños leyendo poesía, a oscuras, sintiendo en la piel ese almíbar de la palabra.

Mañana saldré a caminar, por estas calles acanaladas de mi querido BA con calzas a las que le ha llegado la primavera. Flores entre el bordó y el negro bajo el manto blanco del amanecer.

Mañana me sentaré a escuchar el compacto de cuento y canto, tangos de amigos que hace años doblaron una curva y se perdieron en la noche.

Qué hice hoy? He puesto a cargar de energía las piedras rosas, una de mis piedritas. Alimenté con rocío los pétalos de las orquídeas y alimenté sus troncos con la frescura del día. Amo las orquídeas. Son flores diferentes. Nosotros le creamos el perfume que queremos oler.

Lo que no puedo hacer ni hoy ni mañana, es partir el chocolate con maní. Partió anoche con destinos diferentes. Con amigos después de una larga jornada. Después de amantar con la última gota de moscato, esos tres hijos cansados de beber leche a la hora del hambre.

A todos y todas, gracias por compartir el llanto triple de los locos.

Las personas necesitan un poco de locura, de otro modo nunca se atreven a cortar la soga y liberarse.

Nikos Kazantzakis

(acerca de la presentación de mis libros 14/9/2001 - LOS TRILLIZOS)

viernes, 9 de septiembre de 2011

sábado, 3 de septiembre de 2011

MONET NATURALEZA MUERTA DEL MELÓN--ELFRIEDE JELINEK


"también se come con los ojos, y nada queda oculto, excepto a los ojos temerosos de los muertos."
"La mujer yace desparramada, abierta al mundo, en el suelo, con alimentos viscosos esparcidos sobre ella, y es subastada por un efecto y varios efectos".
DESEO - ELFRIEDE JELINEK

LAS TRES GRACIAS DE RUBENS


DISEÑO TAPA DEL LIBRO HUESO DE DURAZNO
CON PARCIAL CUADRO DE RUBENS

viernes, 12 de agosto de 2011

SAGRADA FAMILIA DE GAUDÍ//JUANA DE IBARBOUROU--VOLTAIRE





CÚPULA INTERIOR DE LA 
Ninguna lágrima rescata nunca el mundo que se pierde
ni el sueño que se desvanece

Una palabra mal colocada, estropea el más bello pensamiento.
VOLTAIRE

ERNESTO GOLDAR POR ERNESTO GOLDAR

Hoy recorro sus poemas. Florida de mis caminadas es un blando epitafio. Las vecinas de las cervecerías, son parte de la Historia de Constitución y de Retiro.

Caminamos en la noche con un signo de interrogación y, por las tardes de los sábados y los domingos, los poetas, los artistas, camaradas, eligen migraciones interiores porque, los versos, salen en el país del corazón y tocan fondo.

Me digo, en Europa se vive mejor. (Lo) oí mil veces. (Sentí ) ganas de (irme). (De) Saludar – chau Buenos Aires, pero la radio manda tangos las veinticuatro horas. Me gustan los escuchados en el patio. Sin motivo (me) viene las ganas tremendas de Cátulo Castillo, las desesperaciones y las furias. EN FIN EN FIN

El poeta origina/ la palabra oye. El poeta no es nada un escribiente. ¿la poesía dice lo que piensa? (Habla) de los días felices, de un lugar en el barrio de un devoto por la palabra dicha?

¿habla de las novias de nombres confundidos, de Emily Dickinson y Billy Holliday, de las soledades y el silencio?

Habla de moralejas que aluden a la muerte o de Filosofía e Historia?

Sigo recorriendo los poemas y hay una mujer en el teléfono. Aunque cambie salutaciones con prudencia, el cómo estás, las cosas cómo andan…. Cumplidos, agradecimientos, intimidades, humor, cuando pinta la ocasión, yo les escucho y tomo en serio sus recomendaciones.

DICEN…. TODO ESTÁ BIEN

(Estoy) pensando como confesión o mandamiento, no escribir (más) sobre mi barrio. – no lo tengo – tampoco de mi casa, sino sé cuál es pero sí poemitas recogidos en caligrafías nerviosas, sí de Humphrey Bogart, Lucifer y de las libertades concedidas y negadas.

- Hiciste bien, loquito – (en) escribir en primera persona el saludo breve del adiós.??

Hay una mujer en el teléfono que se pregunta: y ahora quién le dirá VOLVÍ DEL SUPERMERCADO, EL MIÉRCOLES HABRÁ CAFÉ O, SIMPLEMENTE “FELIZ PRIMAVERA” QUIÉN?

No es el final un punto y coma, nombra el poeta, los ojos cierro para mirar la suprema gratuidad del tiempo ( al cual) le creo y no le creo, pero eso (ya) no importa.

BASADO EN LOS POEMAS DEL LIBRO EN VOZ DESMAYADA Y BAJA DE ERNESTO GOLDAR

martes, 24 de mayo de 2011

LA CAMA DE SALVADOR DALÍ Y GALA



MUSEO SALVADOR DALÍ
ANTICIPO - TAPA DEL LIBRO LA CAMA VACÍA (DE TODO NOMBRE)