sábado, 17 de septiembre de 2011

CRÓNICA DE UNA NOCHE IN(ESPERADA)




CRÓNICA DE UNA NOCHE IN(ESPERADA)


Una bolsa oscura de un cierto champagne ya en el olvido, guardó los recuerdos de una noche apasionante.

Ahora escribiré en el miniblock “love is real” con una lapicera gorda, como los glúteos de las Tres Gracias, haikus. Firmaré con brillos y visión nocturna custodiada de ángeles y búhos, mis aves preferidas. Quizá con esa lapicera gorda, haga firmar el libro de crónicas “no hay tiempo que perder” de Reynaldo Sietecase. Pienso, que el runrún de noches pasadas deslizó el futuro de mi escritura: “Las crónicas”.

Mañana me levantaré y sacaré a pasear “El imperio”. Para los que, alguna vez abordamos el periodismo, bien viene aventurarse y repasar las historias y aventuras del Polaco Ryszard Kapuściński.

Mañana caminaré por la zona de las librerías y canjearé el cheque al portador de xxx $, pìensen: qué podría comprar en una librería: Dejemos volar la imaginación.

Mañana colocaré en los portarretratos las últimas fotos de mis apariciones públicas frente a los ensortijados micrófonos de uno de esos barrios porteños y guardaré, en el portarretratos de mi corazón, los rostros de los niños leyendo poesía, a oscuras, sintiendo en la piel ese almíbar de la palabra.

Mañana saldré a caminar, por estas calles acanaladas de mi querido BA con calzas a las que le ha llegado la primavera. Flores entre el bordó y el negro bajo el manto blanco del amanecer.

Mañana me sentaré a escuchar el compacto de cuento y canto, tangos de amigos que hace años doblaron una curva y se perdieron en la noche.

Qué hice hoy? He puesto a cargar de energía las piedras rosas, una de mis piedritas. Alimenté con rocío los pétalos de las orquídeas y alimenté sus troncos con la frescura del día. Amo las orquídeas. Son flores diferentes. Nosotros le creamos el perfume que queremos oler.

Lo que no puedo hacer ni hoy ni mañana, es partir el chocolate con maní. Partió anoche con destinos diferentes. Con amigos después de una larga jornada. Después de amantar con la última gota de moscato, esos tres hijos cansados de beber leche a la hora del hambre.

A todos y todas, gracias por compartir el llanto triple de los locos.

Las personas necesitan un poco de locura, de otro modo nunca se atreven a cortar la soga y liberarse.

Nikos Kazantzakis

(acerca de la presentación de mis libros 14/9/2001 - LOS TRILLIZOS)

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